El cuidado diario de la lana no es tan difícil como puede parecer al principio. Todo lo que necesitas es un poco de regularidad, paciencia y voluntad.
La lana utilizada para coser los cobertores no requiere lavados frecuentes, a menos que estén muy sucios o excesivamente húmedos. Por lo general, es suficiente airearlos, de manera óptima en un ambiente ligeramente húmedo (por ejemplo, durante la ducha en el baño).
Los cobertores de lana, aunque resistentes a varias temperaturas (la lana se puede hervir fácilmente) tienen un inconveniente: no les gustan los cambios de temperatura bruscos ni los roces como el que se produce durante el lavado. Evita lavar con agua muy caliente y aclarar con agua mucho más fría. Someter la lana a tales diferencias de temperatura y frotar y manipular durante mucho tiempo hará que se afieltre y, desafortunadamente, este es un proceso irreversible.
La lana es extremadamente difícil de ensuciar en un uso normal, la suciedad no suele penetrar en la estructura de la fibra, lo que facilita mucho el lavado. Se recomienda lavar el cobertor una vez cada 7-10 días de acuerdo con las instrucciones de lavado (a menos que esté sucia o muy empapada, entonces lávela según sea necesario).