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Turismo y llevar al bebé

Llevar al bebé puede ayudarte en muchas actividades al aire libre, como largas caminatas, excursiones o entrenamientos. ¿Pero qué pasa con el turismo? Puede parecer difícil con un bebé, ¡pero con el porteo no será difícil en absoluto!

¿Por qué? Señalemos algunas ventajas.

Movilidad

Escaleras, escaleras, escaleras... Muchos edificios históricos tienen escaleras – y algunos de ellos no tienen ascensores; muchos otros, como las ruinas de castillos, tienen superficies irregulares, están ubicados en colinas o requieren cierto esfuerzo para trepar. ¡Con un niño en un fular o portabebés puedes llegar casi a cualquier lugar! Y no tienes que preocuparte por el cochecito ni por cómo protegerlo del robo cuando lo dejas y entras en el edificio.

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Entre la multitud

Moverse por calles antiguas, estrechas (como en Italia) o llenas de gente es más fácil con un niño cerca de ti. Y – lo que es muy importante – incluso si tu pequeño camina por sí solo, puedes cargarlo en la mayor multitud – no perderás de vista a tu hijo y no se perderá en la masa.

Restricciones de acceso

Aunque está cambiando, aún hay muchos lugares a los que no se permite entrar con un cochecito (por ejemplo, algunos museos o incluso jardines botánicos). Con un fular o portabebés, no tienes que posponer la visita.

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Manos libres

Mientras haces turismo, es muy cómodo tener las manos libres: sostener a un niño de la mano, alcanzar una guía turística, tomar una foto, comer algo – y por muchas otras razones. ¡Si llevas a tu bebé en un fular o portabebés, siempre tendrás las manos libres!

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Ventajas psicológicas

Cambiar de lugar y conocer a mucha gente nueva puede no ser siempre fácil para tu bebé, que puede necesitar abrazos extra. El porteo es la mejor manera de darle a tu hijo tantos mimos como deseen. Seguramente calmará toda la ansiedad.

Consejos prácticos

Siempre está preparado para un cambio de clima: recuerda llevar algo para proteger a tu bebé del sol, el frío, la lluvia, el viento y otras condiciones meteorológicas inesperadas (según el clima del lugar que visites).

Lleva algo de comer y beber para tu hijo, incluso si las tiendas están al alcance. Los productos locales pueden no coincidir siempre con el gusto de tu bebé.

Escucha a tu hijo: haz pausas cada vez que lo desee. Dale tiempo para jugar, comer y moverse. No sobrecargues el programa de turismo.

¡Disfruta de tu viaje!

¡Gracias por las hermosas fotos, Tina Reid! Tina es la autora del excelente blog http://mumtravel.com/.